Museo Kaluz
30 oct 2025
La exposición El jardín de Velasco del Museo Kaluz, inaugurada en 2023, ofrece una mirada inédita sobre la vida y obra de José María Velasco, pintor y botánico mexicano, a través de un valioso archivo adquirido al año anterior por el museo. Este archivo, recopilado durante años por María Elena Altamirano Piolle, bisnieta de Velasco, incluye más de 2,500 piezas inéditas, como pinturas, bocetos, cartas y objetos personales, que revelan tanto la faceta científica como artística del pintor.
José María Velasco, además de ser uno de los grandes paisajistas de México, tuvo una profunda conexión con las ciencias naturales del siglo XIX, especialmente con la botánica. Formado en la Academia de San Carlos, Velasco fue influenciado por su maestro Eugenio Landesio, quien compartía su interés por la geología y la botánica. Esta formación le permitió integrar la ciencia en su arte, creando obras que no solo capturaban el paisaje, sino también exploraban la flora y fauna de México.
Velasco fue un investigador que contribuyó significativamente al estudio de las plantas nativas, destacándose por su obra Flora del Valle de México (1869), una serie de litografías botánicas que revelan su habilidad para representar con precisión las especies de la cuenca de México. Su acercamiento a la pintura de flores y plantas nativas no solo respondía a su fascinación estética, sino también a su interés por la ciencia, ya que sus observaciones botánicas fueron esenciales en el desarrollo de estudios geológicos y médicos en el país.
En su carrera, Velasco no solo pintó paisajes naturales, sino que también viajó al pasado geológico para representar especies antiguas, como los helechos, que simbolizan su fascinación por el tiempo profundo. Obras como El bosque de Pacho (1875) y Paisaje fantástico destacan esta relación entre el pasado geológico y la naturaleza viva, reflejando su interés por los vestigios fósiles y su conexión con el presente.
La obra de Velasco se inserta en una tradición paisajística que une arte y ciencia, donde sus pinturas de plantas nativas no solo capturan la belleza de la flora mexicana, sino que también actúan como un ejercicio de conocimiento científico, consolidando su legado como un pintor y naturalista excepcional.